Tatiana Martínez, Alba Rillo y Almudena Marquina
En la última etapa de nuestra asignatura de PRIN 2015-16, nuestro grupo integrado por Tatiana Martínez, Alba Rillo y Almudena Marquina hemos trabajado el tema del arte y más concretamente centrado en los yacimientos de las cuevas de Altamira. Este arte nació hace más de 35.000 años.
Las cinco etapas culturales del
Paleolítico Superior (Châtelperroniense, Auriñaciense,
Gravetiense,
Solutrense
y Magdaleniense)
van a producir durante más de 20.000 años lo que denominamos arte paleolítico.
Conocemos sus formas parietales en las cuevas y esporádicamente al aire libre
(arte rupestre), y los objetos con representaciones pintadas, grabadas o
labradas sobre materiales no perecederos
(arte mueble). Las 3 técnicas básicas utilizadas en el arte parietal paleolítico
son: el bajorrelieve, el grabado y la pintura.
Predomina la temática de los
zoomorfos siendo frecuentes las representaciones de renos, mamuts y
rinocerontes lanudos, gamos, ciervas y uros. A estas se les suman las
representaciones humanas, incluidas en ellas las Venus y las manos. También
representaban signos (ideomorfos).
Las cuevas más representativas
son la cueva de Altamira (situada en el municipio español de Santillana del
Mar, Cantabria), las cuevas del monte Castillo (situadas en la localidad
cántabra de Puente Viesgo), la cueva de Lascaux (es un sistema de cuevas en
Dordoña (Francia)), la cueva de Chauvet o Chauvet-Pont-d’Arc (es una cueva en
el departamento de Ardèche del sur de Francia), entre otras muchas.
ALTAMIRA
Está incluida en la lista del
Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1985, dentro del sitio Cueva de Altamira y arte rupestre
paleolítico del Norte de España.
La cueva de Altamira se localiza
en Santillana del Mar, Cantabria, al norte de España. Fue un lugar recurrente
para la vida de grupos del Paleolítico superior por la variedad de recursos que
proporciona el ecosistema. Pertenece a los períodos Magdaleniense y Solutrense,
dentro del Paleolítico Superior. Se trata de de la primera aparición de Arte
rupestre. Las características de esta cueva hicieron que su reconocimiento se
pospusiera a un tiempo después de su descubrimiento.
El yacimiento está formado por
estratos horizontales de calcarenitas separados por finas capas de arcilla. Los
procesos de colapso han dado forma a la
caverna por la caída de estratos del techo. El suelo de la cueva estaba
cubierto por restos de animales, huesos trabajados, piedras y conchas que
llegaban hasta la sala de los Policromos (segunda sala).
Existen, en el hallazgo,
diferentes técnicas artísticas como: el dibujo, la pintura y el grabado.
Gracias a ellas podemos conocer hoy las representaciones
zoomorfas (ciervos, bisontes, caballos…) y humanas, siendo características de éstas, actividades como la caza
o el dejar plasmadas las huellas de sus manos.
La cueva de Altamira es
descubierta en el año 1868 por un cazador. En ese momento, la noticia no supuso
una novedad para los vecinos ya que es un terreno kárstico con miles de grutas;
así que una más, no suponía ningún cambio.
El aristócrata Marcelino Sanz de
Sautuola, debió conocer la existencia de la cueva por el cazador. Después de 7
años recorrió la cueva completamente y reconoció algunos signos abstractos,
como rayas negras, pero no les dio importancia porque no las consideraba obra del
hombre. Cuatro años después, Sanz de Sautuola acompañado de su hija, volvió a
la cueva con el objetivo de encontrar restos de huesos y sílex. El descubrimiento lo realizó, en realidad, la
niña cuando se adentró hasta llegar a una sala lateral. Donde encontró pinturas
en el techo. Sautuola se sorprendió al contemplar el gran conjunto de pinturas
de aquellos extraños animales que cubría casi completamente la bóveda.
La novedad del descubrimiento
creó desconfianza entre los expertos, los cuales llegaron a creer que las
habría pintado el propio paleontólogo, negando así su origen paleolítico.
La oposición se hizo cada vez más
generalizada. Sautuola y sus pocos seguidores lucharon contra esa sentencia. La
muerte del paleontólogo parecía hacer que las pinturas no llegaran al éxito. La
aceptación de las pinturas no se produjo hasta 1902.
Presenta una estructura sencilla
formada por una galería con algunas ramificaciones. Podemos encontrar tres zonas: al entrar
encontramos un vestíbulo amplio, iluminado por la luz natural y fue el lugar primeramente
habitado por generaciones desde comienzos del Paleolítico Superior. La
siguiente es la sala de pinturas polícromas (Capilla Sixtina del Arte
Cuaternario). Finalmente, existen otras salas en las que también
hay manifestaciones artísticas de menor importancia.
El animal que destaca en las
representaciones zoomorfas es el bisonte, se cuenta con 16 modelos de
diferentes tamaños, posturas y técnicas pictóricas. Se presenta junto a
caballos, ciervos y más signos de grabados y pinturas.
Los creadores de las pinturas
presentes en la cueva de Altamira dieron origen en el Paleolítico, a lo que se
conoce como: realismo anatómico, volumen, movimiento y policromía.
El realismo
se consigue mediante los abultamientos naturales presentes en la roca que crean
la visión de volumen, los colores vicos que completan las superficies
interiores (rojo, negro, amarillo, pardos) y la técnica del dibujo y del
grabado, que delimita los contornos de las figuras.
Además de
este bisonte encogido, encontramos la representación más grande de toda la
cueva (2’25m), la “Gran cierva”. Es una perfección técnica por la estilización
de las extremidades, la firmeza del trazo grabado y el modelado cromático que
le dan un gran realismo. Pero, cuenta con una cierta deformación. Podemos
observar que debajo de su cuello aparece un pequeño bisonte en trazo negro.
Por último cabe destacar “El
caballo ocre” colocado en uno de los extremos de la bóveda. Este tipo de
especie parece que fue frecuente en la cornisa cantábrica, por encontrarse
también en otras cuevas.
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