sábado, 21 de mayo de 2016

El Arte Paleolítico en Altamira


Tatiana Martínez, Alba Rillo y Almudena Marquina


En la última etapa de nuestra asignatura de PRIN 2015-16, nuestro grupo integrado por Tatiana Martínez, Alba Rillo y Almudena Marquina  hemos trabajado el tema del arte y más concretamente centrado en los yacimientos de las cuevas de Altamira. Este arte nació hace más de 35.000 años.

Las cinco etapas culturales del Paleolítico Superior (Châtelperroniense, Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense) van a producir durante más de 20.000 años lo que denominamos arte paleolítico. Conocemos sus formas parietales en las cuevas y esporádicamente al aire libre (arte rupestre), y los objetos con representaciones pintadas, grabadas o labradas sobre materiales  no perecederos (arte mueble). Las 3 técnicas básicas utilizadas en el arte parietal paleolítico son: el bajorrelieve, el grabado y la pintura.
Predomina la temática de los zoomorfos siendo frecuentes las representaciones de renos, mamuts y rinocerontes lanudos, gamos, ciervas y uros. A estas se les suman las representaciones humanas, incluidas en ellas las Venus y las manos. También representaban signos (ideomorfos).
Las cuevas más representativas son la cueva de Altamira (situada en el municipio español de Santillana del Mar, Cantabria), las cuevas del monte Castillo (situadas en la localidad cántabra de Puente Viesgo), la cueva de Lascaux (es un sistema de cuevas en Dordoña (Francia)), la cueva de Chauvet o Chauvet-Pont-d’Arc (es una cueva en el departamento de Ardèche del sur de Francia), entre otras muchas.

ALTAMIRA
Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1985, dentro del sitio Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España.
La cueva de Altamira se localiza en Santillana del Mar, Cantabria, al norte de España. Fue un lugar recurrente para la vida de grupos del Paleolítico superior por la variedad de recursos que proporciona el ecosistema. Pertenece a los períodos Magdaleniense y Solutrense, dentro del Paleolítico Superior. Se trata de de la primera aparición de Arte rupestre. Las características de esta cueva hicieron que su reconocimiento se pospusiera a un tiempo después de su descubrimiento.
El yacimiento está formado por estratos horizontales de calcarenitas separados por finas capas de arcilla. Los procesos de colapso han dado forma a  la caverna por la caída de estratos del techo. El suelo de la cueva estaba cubierto por restos de animales, huesos trabajados, piedras y conchas que llegaban hasta la sala de los Policromos (segunda sala).
Existen, en el hallazgo, diferentes técnicas artísticas como: el dibujo, la pintura y el grabado. Gracias a ellas podemos conocer hoy las representaciones zoomorfas (ciervos, bisontes, caballos…) y humanas, siendo características de éstas, actividades como la caza o el dejar plasmadas las huellas de sus manos.

La cueva de Altamira es descubierta en el año 1868 por un cazador. En ese momento, la noticia no supuso una novedad para los vecinos ya que es un terreno kárstico con miles de grutas; así que una más, no suponía ningún cambio.
El aristócrata Marcelino Sanz de Sautuola, debió conocer la existencia de la cueva por el cazador. Después de 7 años recorrió la cueva completamente y reconoció algunos signos abstractos, como rayas negras, pero no les dio importancia porque no las consideraba obra del hombre. Cuatro años después, Sanz de Sautuola acompañado de su hija, volvió a la cueva con el objetivo de encontrar restos de huesos y sílex.  El descubrimiento lo realizó, en realidad, la niña cuando se adentró hasta llegar a una sala lateral. Donde encontró pinturas en el techo. Sautuola se sorprendió al contemplar el gran conjunto de pinturas de aquellos extraños animales que cubría casi completamente la bóveda.
La novedad del descubrimiento creó desconfianza entre los expertos, los cuales llegaron a creer que las habría pintado el propio paleontólogo, negando así su origen paleolítico.

La oposición se hizo cada vez más generalizada. Sautuola y sus pocos seguidores lucharon contra esa sentencia. La muerte del paleontólogo parecía hacer que las pinturas no llegaran al éxito. La aceptación de las pinturas no se produjo hasta 1902.
Presenta una estructura sencilla formada por una galería con algunas ramificaciones. Podemos encontrar tres zonas: al entrar encontramos un vestíbulo amplio, iluminado por la luz natural y fue el lugar primeramente habitado por generaciones desde comienzos del Paleolítico Superior. La siguiente es la sala de pinturas polícromas (Capilla Sixtina del Arte Cuaternario). Finalmente, existen otras salas en las que también hay manifestaciones artísticas de menor importancia.
El animal que destaca en las representaciones zoomorfas es el bisonte, se cuenta con 16 modelos de diferentes tamaños, posturas y técnicas pictóricas. Se presenta junto a caballos, ciervos y más signos de grabados y pinturas.
Los creadores de las pinturas presentes en la cueva de Altamira dieron origen en el Paleolítico, a lo que se conoce como: realismo anatómico, volumen, movimiento y policromía.
El realismo se consigue mediante los abultamientos naturales presentes en la roca que crean la visión de volumen, los colores vicos que completan las superficies interiores (rojo, negro, amarillo, pardos) y la técnica del dibujo y del grabado, que delimita los contornos de las figuras.

Además de este bisonte encogido, encontramos la representación más grande de toda la cueva (2’25m), la “Gran cierva”. Es una perfección técnica por la estilización de las extremidades, la firmeza del trazo grabado y el modelado cromático que le dan un gran realismo. Pero, cuenta con una cierta deformación. Podemos observar que debajo de su cuello aparece un pequeño bisonte en trazo negro.
Por último cabe destacar “El caballo ocre” colocado en uno de los extremos de la bóveda. Este tipo de especie parece que fue frecuente en la cornisa cantábrica, por encontrarse también en otras cuevas.


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