martes, 24 de mayo de 2016

EVOLUCIÓN BIOLÓGICA Y CULTURAL

Alejandro Blazquez, Ainhoa Carmona


Hace alrededor de cuatro millones de años aparecieron en África los primeros homínidos y con ellos, un largo proceso evolutivo que dio lugar al desarrollo de la cultura.







Este proceso comienza con el bipedismo, que permitió a nuestros antepasados liberar sus extremidades superiores y así poder construir herramientas que mejoraron tanto sus posibilidades de supervivencia como la cohesión del grupo, algo que no habría sido posible sin el desarrollo paralelo del encéfalo. Así, a partir del desarrollo de este órgano aparece una nueva dimensión humana: la cultura, que ha dado lugar a un nuevo mundo paralelo al natural que, sin embargo, no deja de estar relacionado con él.
La aparición de la cultura supone una nueva posibilidad de adaptación al medio, que puede llegar a ser más eficaz que la evolución biológica, la cual solamente se rige por selección natural y por la mutación aleatoria. Las características de esta nueva forma de adaptación son:
1.       La adaptación cultural es dirigida. Al contrario que la biológica que depende del azar (por mutaciones o recombinación genética), los cambios culturales aparecen de forma intencionada como reacción a las circunstancias ambientales.
2.       En la evolución cultural, al contrario de lo que ocurre con la biológica, el individuo no se adapta al medio sino que, a través de la cultura, el medio se adapta al individuo. De esta manera el progreso cultural no depende del azar de las mutaciones genéticas (como en el progreso biológico).
3.       La herencia cultural se transmite tanto a la descendencia como a individuos con los cuales no mantenemos ningún lazo genético gracias al lenguaje, permitiendo así una propagación  más rápida y extensa, de tal manera que la herencia cultural tiene un mayor marco de actuación que la biológica que tan solo se transmite de padres a hijos.
4.       Como consecuencia de la característica anterior, cabe destacar que la evolución cultural integra también la transmisión de aquellos caracteres y costumbres que se han ido adquiriendo a lo largo de la vida del individuo y no solo la de los genes que habían sido heredados por sus padres y que estos transmitieron a sus hijos como ocurre en la biológica.
En este sentido, cabe mencionar la tesis de Richard Dawkins, quien introduce el concepto de ‘’memes’’, por analogía de los genes. Dawkins entiende por ‘’meme’’ cualquier elemento cultural  susceptible de ser imitado, es decir, capaz de propagarse entre los individuos y su sociedad. Según este autor, los memes serían los genes de la evolución cultural.
Sin embargo los genes aparecen de forma azarosa por mutaciones, mientras que los memes dependen de la invención  humana. Por otro lado, sabemos que los genes se propagan mediante herencia biológica, pero ¿cómo se propagan los memes?  La respuesta está en el lenguaje simbólico: a través de una conversación, de los libros, películas, medios de comunicación, etc.
Por tanto, los memes son exclusivos de la especie humana, que es la única poseedora de este tipo de lenguaje y, consecuentemente, su perpetuación depende enteramente de nosotros, de tal forma que, como diría Dawkins, no solo somos ‘’maquinas para la supervivencia de los genes’’ sino también ‘’maquinas para la supervivencia de los memes’’.
Lo que quiere decir con esto es que los verdaderos protagonistas de la evolución biológica no son los individuos, sino los genes que estos portan, de manera que somos tan sólo una herramienta que permite que los genes pervivan. Por analogía, ocurriría lo mismo con la evolución cultural y  los memes.

R. Dawkins, el autor de El gen egoista

En resumen, la cultura supone una nueva forma de adaptación que nos permite adaptar el medio a nuestras necesidades, de manera que nuestra supervivencia ya no depende únicamente del azar y de la selección natural, aunque esto no significa que la evolución cultural haya acabado con la biológica.
La cultura ha permitido que la población humana haya aumentado exponencialmente. De este modo, al haber más individuos también aparece una mayor diversidad biológica, y como consecuencia un mayor número de mutaciones genéticas que permiten el progreso evolutivo. Por tanto, lejos de frenar la evolución por selección natural, la cultura permite acelerarla de forma indirecta.
Pero la cultura supone también la aparición del diseño inteligente. Esto significa que los humanos tenemos la capacidad influir directamente sobre la evolución biológica.
La cultura nos permite hacer que la vida haga lo que nosotros queremos que haga. Desde hace muchos años los seres humanos hemos estado modificando plantas y animales a través de la crianza y la agricultura seleccionando aquellos individuos que contenían las características que nos eran más favorables.
Antes lo que vivía y moría en este planeta dependía de dos principios: la selección natural y la mutación aleatoria, pero ahora hemos creado la selección no natural y la mutación no aleatoria y por tanto un sistema evolutivo completamente paralelo al natural. Por ejemplo, antiguamente comenzamos a criar lobos que dieron lugar a los perros actuales, lo cual es una evidencia de la selección no natural.


Actualmente también tenemos el control sobre las mutaciones, somos capaces de programar la vida. Un ejemplo de ello sería el caso de Emma Ott, la primera niña con tres padres. Su madre tenía una enfermedad mitocondrial letal que ella podía heredar. Gracias a la ingeniería genética pudieron evitarlo introduciendo en ella los genes de una tercera persona.
Por tanto la ingeniería genética nos da un control total sobre la vida, es decir, somos capaces de dirigir la evolución.

Como conclusión, cabe incidir en que todo esto conlleva una responsabilidad  porque las mutaciones dejan de ser aleatorias, somos nosotros quienes las diseñamos y por tanto somos los responsables de lo que estas produzcan. Por otro lado, debemos dejar que la evolución natural actúe, no debemos involucrarnos en cada decisión evolutiva del planeta.



AYALA. Francisco José y CELA CONCE, Camilo José. La piedra que se volvió palabra. ALIANZA EDITORIAL, Madrid 2006. ISBN 9788420647838

MARTÍNEZ.I, ARSUAGA. J.L, Amalur, del átomo a la mente. TEMAS DE HOY, EDITORIAL. Madrid 2002. ISBN 9788484605393

ENRIQUEZ. Juan.We can reprogramlife. Howto do itwisely.[grabación video]. 14:53min.

lunes, 23 de mayo de 2016

EL ARTE RUPESTRE TUROLENSE


Berta Corrales, Marta Gascón y Eva López

Durante el último trimestre del curso, nosotras nos hemos interesado por las manifestaciones artísticas más antiguas de nuestra provincia. Para comenzar y comprender este artículo, es imprescindible conocer primero la definición de arte. Entendemos por arte todas las creaciones realizadas por el ser humano con el fin de expresar una visión sencilla acerca del mundo, ya sea real o imaginaria. Mediante recursos lingüísticos, sonoros o imágenes, el arte permite expresar ideas, emociones, percepciones y sensaciones.
A lo largo de este apartado nos centraremos en el tipo de arte que se desarrolló únicamente durante la prehistoria, más concretamente en el Paleolítico Superior y sociedades en transición al neolítico (hacia el 25000 / 5.000 a. C.). Hablaremos finalmente de las pinturas rupestres que se llevaron a cabo en la provincia de Teruel.
El término “pinturas rupestres” se utiliza para hablar de aquellas representaciones gráficas y dibujos que se encuentran plasmados sobre abrigos, rocas o cavernas.
Antes de llegar a la provincia de Teruel, es necesario remontarse a la etapa donde se desarrollaron pinturas rupestres por primera vez en la península: el paleolítico superior (35000 años a.C.- 10000 a.C.). Durante este periodo, en la Península Ibérica coexistieron dos corrientes: el arte franco-cantábrico y el arte levantino (al cual pertenecen las pinturas turolenses de datación posterior).

El arte franco-cantábrico se extiende por la cornisa cantábrica, en la actual España, y por el suroeste de la actual Francia. Se caracteriza por el realismo, la diversidad de colores (policromía) y el predominio de animales, los cuales eran representados en los techos o paredes de las cuevas. En ocasiones utilizaban las irregularidades del soporte para crear el efecto de tres dimensiones. Dado que estas pinturas se realizaban en cuevas muy profundas, fue necesario utilizar luz artificial para su elaboración.
El ejemplo más significativo de este tipo de pinturas con las halladas en la cueva de Altamira; inicialmente muy discutidas, hasta que se confirmó con el hallazgo de unas pinturas semejantes en Francia en la cueva de Lascaux, de modo que se tuvo que reconocer la validez de las de Altamira.
Por otro lado el arte levantino se extiende por las actuales provincias de Huesca, Lérida, sur de Tarragona, Teruel, este de Cuenca, Castellón, Valencia, Murcia, Alicante y Albacete, con figuras aisladas en otros conjuntos andaluces. A diferencia del arte franco-cantábrico, en el arte levantino utilizaron como soporte las paredes de cuevas poco profundas y de abrigos al aire libre. Generalmente buscaron lugares abruptos y poco accesibles. Su datación es posterior entre 12.000 y 4.000 años de antigüedad.



Las técnicas que utilizaron han permitido que los pigmentos se hayan conservado después de miles de años. Entre estos métodos destaca el perfilado con un pincel relativamente fino, rellenando las siluetas con un único color y, en ocasiones, mediante un rayado interior. En cuanto a los colores destacan los diversos matices de rojo, que iban desde el rojo claro al rojo oscuro, el negro y el blanco, excepcional de la Sierra de Albarracín.


El gran protagonista de estas representaciones fue el animal. Los animales eran presentados solos, en manada, pastando o en posición de escucha. Inicialmente se representaban como figuras sin movimiento situadas de perfil con los cuernos o astas mirando hacia el frente. Posteriormente fueron evolucionando hasta conseguir posturas inverosímiles, para finalmente después de un periodo de tiempo volver a actitudes rígidas y movimientos reposados.
Durante la primera etapa destacó el toro que con el paso del tiempo fue sustituido parcialmente por el ciervo y este, posteriormente, por la cabra.
Las escenas humanas, por su parte, fueron menos dominantes. Entre ellas destacan: escenas de caza, escenas de lucha, danzas de arqueros, bailes de mujeres y hombres, la ejecución de individuos, el laboreo del suelo, etc.
Una de las ramificaciones más importante y destacada del arte levantino es el arte rupestre turolense debido a su alta densidad de abrigos con gran variedad de figuras y estilos. Este arte presenta particularidades propias que le otorgan una singularidad comarcal indiscutible. Se caracteriza por: el empleo del color blanco en algunas ocasiones frente al rojo característico, la existencia de grabados autónomos y lo poco abrupto de su terreno. También se puede observar cierta evolución dentro de este arte; los abrigos más antiguos presentan una concepción más naturalista, en cambio, los más actuales se caracterizan por la estilización de las figuras.
El emplazamiento principal de estas pinturas lo encontramos en la Sierra de Albarracín; sobre las areniscas triásicas de color rosado, llamadas rodeno, y en los términos municipales de Ródenas, Pozondón, Albarracín, Bezas y Tormón.
Destacaremos aquí, pinturas que sin duda gozan de importancia a nivel nacional, como pueden ser los abrigos de la Fuente del Cabrerizo, los de Doña Clotilde o el abrigo de Lázaro, en los cuales las figuras están pintadas o bien en un blanco lechoso, o bien en rojos vino, todos con técnica de tinta plana muy espesa, notándose algunos trazos rojos que en ocasiones pueden ser provocados por los tonos rosados de la arenisca. Los grandes toros, parados y estáticos, tienen los cuernos y las pezuñas en perspectiva torcida. Así como los hombres, los cuales se representan con arcos o desarmados en su gran mayoría.

Por último, destacaremos la existencia de otros lugares en donde encontrar arte rupestre en la provincia de Teruel, pero fuera de la comarca de Albarracín (Albalate del Arzobispo, Obón, Alcaine, Alacón, Santolea, Alcañiz, Mazaleón, Cretas), a pesar de que en este artículo hayamos desarrollado únicamente dicha comarca, puesto que es la que más cantidad de pinturas alberga, fácilmente visitables y unidas entre sí por el camino que va desde Albarracín hasta Tormón, pasando por Bezas.

BIBLIOGRAFÍA:
-     RÚJULA, P, Teruel. Paisaje del tiempo, Diputación provincial de Teruel, Zaragoza 2007, ISBN 9788460642275
-     http://definicion.de/pintura-rupestre/#ixzz45tRhWNKF

-     http://www.arteespana.com/pinturarupestrelevantina.htm

LA AGRICULTURA y EL NEOLÍTICO


 Isabel Salinas, Ana Pitarch y María Henández

En este artículo les vamos a presentar el paso del Paleolítico al Neolítico, centrándonos en la alimentación (agricultura y ganadería), además del entorno (cambios climáticos, asentamientos, etc.) y los  cambios sociales, culturales y técnicos como el cambio de la caza por la producción de alimentos o la aparición de la cerámica. Con ello hacemos un breve resumen de nuestro trabajo de investigación durante este tercer trimestre del curso.



Vamos a pasar por tres periodos: el primero el Paleolítico, es el más largo de todos y se divide en tres fases que son el Paleolítico inferior, medio y superior; el segundo periodo es el Mesolítico caracterizado por ser una época de transición en la que se pasa de las culturas nómadas a las sedentarias; por último, el Neolítico, periodo en el que se comienza a usar la agricultura y la ganadería.

Las primeras comunidades en pasar de cazadoras-recolectoras, utilizando la agricultura y la ganadería fueron las localizadas en las zonas más altas del corredor levantino (Israel, Palestina, Jordania, Siria, etc.) ; debido a que su clima hizo posible el cultivo de ciertos cereales sin necesidad de irrigación, lo que les hizo avanzar tecnológicamente al incorporar técnicas de cultivo como puede ser el uso de morteros de piedra. Así, en estas zonas, se aprovecharon los ancestros salvajes de las especies domesticadas. El complejo Mesolítico más conocido y antiguo es el Natufiense.



Debido a la aparición en Europa de comunidades neolíticas, las comunidades mesolíticas comenzaron a adoptar ciertos avances en agricultura y ganadería que se conocen como: repolitización. Dando lugar a aldeas autosuficientes.
El cambio climático hizo que el hombre cambiara sus costumbres, como el surgimiento de la trashumancia que pone en contacto a diferentes pueblos, sus conocimientos y su cultura.
Hay diferentes factores responsables del aumento demográfico del Neolítico: las mejoras en la alimentación, el aumento de la fertilidad y el aumento de recursos alimenticios.
Gracias a la observación de las plantas, estas poblaciones aprendieron a controlar su crecimiento y su producción dando así lugar a la aparición de la agricultura. Por otro lado, otros estudios exponen que la aparición de la agricultura se debió a un aumento de la población ya que necesitaban más recursos, lo que les llevo a cultivarlos.


El otro elemento fundamental del Neolítico fue la aparición de la cerámica, ésta ayuda a los arqueólogos a hacer las dataciones; además conlleva la creación de un nuevo modelo socioeconómico que desarrolla la cultura y la tecnología lo que provoca el aumento de la inteligencia. De esta manera los poblados se asientan en grupos reducidos. Destacan tres yacimientos por sus hallazgos cerámicos: Hacilar, Jarmo y CatalHüyük.


Los avances llevaron a que hubiera necesidad de crear asentamientos, además, debido el desarrollo cultural les permitió mejorar la industria lítica, consiguiendo más alimentos, en especial de los animales. Se teoriza que el aumento de la calidad de vida hizo que creciesen los grupos y fuese más complicado el desplazarse a otras áreas con niños y ancianos; la mayoría de los animales emigraron, los recursos de recolección empezaron a escasear... La acumulación de conocimiento y tecnología desarrollada hasta el momento, les empujaría a recoger esos frutos y plantas salvajes cuyas semillas acabarían cayendo a la tierra. La capacidad de razonamiento les llevaría a deducir que así conseguirían más plantas y por lo tanto más alimento, pero debían quedarse en esa zona para recoger los frutos. Así aparecería la vida sedentaria: pequeños grupos que viven fuera de cuevas y aprenden a cultivar y más tarde a domesticar animales, para no volver a tener que viajar detrás de las manadas de animales nómadas.
Todos estos factores hicieron que aparecieran las primeras aldeas: eran pequeñas y estaban formados por chozas de forma circular o rectangular hechas de adobe y roca. Cada poblado se componía de varias viviendas, establos para los animales, almacenes para el grano, etc. Estas eran autosuficientes, aunque existía también el intercambio de determinadas materias, y a parte de la agricultura y la ganadería también cazaban animales que no podían domesticar y recolectaban frutos.
Con el tiempo se terminaron especializando las actividades y el trabajo, unos cultivaban, otros trabajaban la tela, otros la cerámica, etc.


Más tarde con un mayor desarrollo de la tecnología lítica y de la cultura aparecieron nuevos tipos de asentamientos mucho más grandes, las ciudades, en las predominaba la economía agrícola, ganadera y de comercio, las familias cada vez se distanciaban más hasta que cada una tenía su propio territorio de cultivo y de animales.
Hasta hace poco tempo las evidencias arqueológicas del  Neolítico se constataban a partir de los artefactos encontrados en un yacimiento. Hoy en día, las evidencias a partir de las cuales se infieren actividades productoras, han crecido exponencialmente. Por ello, a los restos de cultura material y a las estructuras de habitación ahora se les unen los restos de plantas, la fauna, el estudio de los restos orgánicos en los sedimentos, el ADN, los restos humanos y el lenguaje para conocer cómo, cuándo y por qué unos grupos humanos dejaron de ser cazadores-recolectores para convertirse en productores de alimentos.



Biografía
·         https://es.wikipedia.org
·         Ripoll López, Sergio (coordinador). Prehistoria I, las primeras etapas de la humanidad. Madrid. Editorial universitaria Ramón Areces. Julio 2011.

sábado, 21 de mayo de 2016

Los rituales funerarios antiguos, un rito muy presente.

Óscar García, Isabel Alpuente y Sebas Alexandru


Hasta la llegada de la población de la Sima de los Huesos en Atapuerca, con los preneandertales,  la evolución había ido produciendo un aumento espectacular en el tamaño del cerebro, por lo que se produjo un avance en las capacidades mentales superiores y una expansión de la conciencia, pero que no solo se limitaba al presente sino que se extendía a un futuro.


Se cree que cuando se produjera el fallecimiento  de algún miembro del grupo en una de las cuevas de la sierra de Atapuerca o en sus cercanías, los humanos lo llevarían hasta ese rincón oculto que era la Sima para depositarlo. Esto podría considerarse una tradición que un grupo humano mantendría seguramente durante varias generaciones.
Con esto podemos decir que los preneandertales fueron los primeros en tener conciencia sobre la muerte hace más de 350.000 años. La conciencia de la finitud de la vida propia y sus primeras evidencias han sido nuestro objeto de investigación durante el tercer trimestre del curso.





Los neandertales enterraban a sus muertos en posición fetal o durmiente, con la cabeza hacia el oeste y los pies hacia el este, generalmente pintados con ocre rojo, con los utensilios que había usado en vida y también con animales colocados en sus manos, y en algunos enterramientos colocaban flores y plantas medicinales.
Algunos antropólogos han planteado que esta disposición se debe a que veían en la muerte el renacimiento a un nuevo cuerpo (reencarnación), por ese motivo, los muertos eran colocados en la postura de los fetos, esperando que volviesen nuevamente a la vida.

Respecto a la evolución de los ritos funerarios y los enterramientos a lo largo de la evolución humana, cabe comenzar señalando que referido a los Homo habilis, no se halla ninguna evidencia de que realizaran enterramientos ni de que tuvieran conciencia propia de la muerte. Posteriormente, existen indicios de que el Homo heidelbergensis y el Homo erectus practicaban ritos funerarios, pero solo a partir de los H. neanderthalensis se puede afirmar con exactitud que los humanos han enterrado ritualmente a sus muertos, aunque de formas muy diversas (Cabe destacar el yacimiento de la Sima de los Huesos, que alberga los restos de Heidelbergensis muy importantes).
Como nota aparte cabe destacar que el desarrollo de la capacidad intelectual fue lo que permitió adquirir una conciencia sobre el significado de la muerte.
Retomando el tema de los enterramientos de Neandertales, cabe destacar que se aprecian dos vías distintas de enterramientos: en fosas (yacimiento de La Ferrasie, la Chapelle-Aux-Saints y muchos otros) y otros en los cuales los cadáveres recibían tratamientos intensivos  [yacimientos de Kebara, Sidrón (Asturias)…]
Estos restos aparecen principalmente en las guaridas de animales (se ve la acción de los carnívoros sobre los cadáveres), en sepulturas y restos en los suelos.
Debido al tratamiento para el enterramiento de los cadáveres Neandertales (complejos y con la aparición de ajuares) podemos deducir (ya que en arqueología el ritual se corresponde con una manifestación de creencias religiosas) que estos rituales y practicas funerarias fueron el comienzo de alguna religión.


Desde hace aproximadamente 28.000 años y con la desaparición de todos los homínidos anteriores salvo el Homo sapiens, estas prácticas llevadas a cabo por los Neandertales se fueron haciendo cada vez más elaboradas y complejas.
En estos enterramientos aparece un gran número de ajuares (pertenencias de los difuntos tales como brazaletes, collares, objetos de piedra y hueso, pieles, cerámicas y objetos de metal tras su aparición…). Aunque sin ninguna duda el elemento más destacado son las fosas conjuntas, ya que enterraban hasta 4 individuos en un mismo lugar; como por ejemplo en el yacimiento de Dolni Vestonice en República Checa o el de Grimaldi en Italia.


En España podemos contemplar yacimientos en la Cueva del Ángel en Córdoba y la zona noreste de Cataluña donde surgen más de 100 yacimientos de enterramientos conjuntos.
Con la llegada del megalítico surgieron los primeros monumentos funerarios construidos por el hombre, los megalitos, siendo los más destacados los menhires, los más simples; los dólmenes, que son dos menhires cubiertos por una losa en horizontal y por último el conjunto de Stonehenge.
Estas prácticas funerarias se vieron culminadas ya propiamente en nuestra historia, con construcciones como las pirámides de Egipto, los templos Mayas o la catedral de Santiago de Compostela, llegando hasta nuestros días y siendo el culmen de las creencias en el más allá, es decir, que gracias a la mayor abstracción los cerebros de nuestros  antepasados se tomo conciencia de que quizá la vida no se acabaría después de la muerte.



ISABEL ALPUENTE; SEBASTIAN ALEXANDRU; OSCAR GARCIA

Bibliografía
https://lacienciadivulgativa.blogspot.com.es/2013/02/el-ritual-funerario-del-paleolitico.html

Arsuaga, J. L. (1999) El collar del Neandertal. Ediciones Temas de Hoy, Col. Tanto por Saber. ISBN 978-84-7880-793-2.

El Arte Paleolítico en Altamira


Tatiana Martínez, Alba Rillo y Almudena Marquina


En la última etapa de nuestra asignatura de PRIN 2015-16, nuestro grupo integrado por Tatiana Martínez, Alba Rillo y Almudena Marquina  hemos trabajado el tema del arte y más concretamente centrado en los yacimientos de las cuevas de Altamira. Este arte nació hace más de 35.000 años.

Las cinco etapas culturales del Paleolítico Superior (Châtelperroniense, Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense) van a producir durante más de 20.000 años lo que denominamos arte paleolítico. Conocemos sus formas parietales en las cuevas y esporádicamente al aire libre (arte rupestre), y los objetos con representaciones pintadas, grabadas o labradas sobre materiales  no perecederos (arte mueble). Las 3 técnicas básicas utilizadas en el arte parietal paleolítico son: el bajorrelieve, el grabado y la pintura.
Predomina la temática de los zoomorfos siendo frecuentes las representaciones de renos, mamuts y rinocerontes lanudos, gamos, ciervas y uros. A estas se les suman las representaciones humanas, incluidas en ellas las Venus y las manos. También representaban signos (ideomorfos).
Las cuevas más representativas son la cueva de Altamira (situada en el municipio español de Santillana del Mar, Cantabria), las cuevas del monte Castillo (situadas en la localidad cántabra de Puente Viesgo), la cueva de Lascaux (es un sistema de cuevas en Dordoña (Francia)), la cueva de Chauvet o Chauvet-Pont-d’Arc (es una cueva en el departamento de Ardèche del sur de Francia), entre otras muchas.

ALTAMIRA
Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1985, dentro del sitio Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España.
La cueva de Altamira se localiza en Santillana del Mar, Cantabria, al norte de España. Fue un lugar recurrente para la vida de grupos del Paleolítico superior por la variedad de recursos que proporciona el ecosistema. Pertenece a los períodos Magdaleniense y Solutrense, dentro del Paleolítico Superior. Se trata de de la primera aparición de Arte rupestre. Las características de esta cueva hicieron que su reconocimiento se pospusiera a un tiempo después de su descubrimiento.
El yacimiento está formado por estratos horizontales de calcarenitas separados por finas capas de arcilla. Los procesos de colapso han dado forma a  la caverna por la caída de estratos del techo. El suelo de la cueva estaba cubierto por restos de animales, huesos trabajados, piedras y conchas que llegaban hasta la sala de los Policromos (segunda sala).
Existen, en el hallazgo, diferentes técnicas artísticas como: el dibujo, la pintura y el grabado. Gracias a ellas podemos conocer hoy las representaciones zoomorfas (ciervos, bisontes, caballos…) y humanas, siendo características de éstas, actividades como la caza o el dejar plasmadas las huellas de sus manos.

La cueva de Altamira es descubierta en el año 1868 por un cazador. En ese momento, la noticia no supuso una novedad para los vecinos ya que es un terreno kárstico con miles de grutas; así que una más, no suponía ningún cambio.
El aristócrata Marcelino Sanz de Sautuola, debió conocer la existencia de la cueva por el cazador. Después de 7 años recorrió la cueva completamente y reconoció algunos signos abstractos, como rayas negras, pero no les dio importancia porque no las consideraba obra del hombre. Cuatro años después, Sanz de Sautuola acompañado de su hija, volvió a la cueva con el objetivo de encontrar restos de huesos y sílex.  El descubrimiento lo realizó, en realidad, la niña cuando se adentró hasta llegar a una sala lateral. Donde encontró pinturas en el techo. Sautuola se sorprendió al contemplar el gran conjunto de pinturas de aquellos extraños animales que cubría casi completamente la bóveda.
La novedad del descubrimiento creó desconfianza entre los expertos, los cuales llegaron a creer que las habría pintado el propio paleontólogo, negando así su origen paleolítico.

La oposición se hizo cada vez más generalizada. Sautuola y sus pocos seguidores lucharon contra esa sentencia. La muerte del paleontólogo parecía hacer que las pinturas no llegaran al éxito. La aceptación de las pinturas no se produjo hasta 1902.
Presenta una estructura sencilla formada por una galería con algunas ramificaciones. Podemos encontrar tres zonas: al entrar encontramos un vestíbulo amplio, iluminado por la luz natural y fue el lugar primeramente habitado por generaciones desde comienzos del Paleolítico Superior. La siguiente es la sala de pinturas polícromas (Capilla Sixtina del Arte Cuaternario). Finalmente, existen otras salas en las que también hay manifestaciones artísticas de menor importancia.
El animal que destaca en las representaciones zoomorfas es el bisonte, se cuenta con 16 modelos de diferentes tamaños, posturas y técnicas pictóricas. Se presenta junto a caballos, ciervos y más signos de grabados y pinturas.
Los creadores de las pinturas presentes en la cueva de Altamira dieron origen en el Paleolítico, a lo que se conoce como: realismo anatómico, volumen, movimiento y policromía.
El realismo se consigue mediante los abultamientos naturales presentes en la roca que crean la visión de volumen, los colores vicos que completan las superficies interiores (rojo, negro, amarillo, pardos) y la técnica del dibujo y del grabado, que delimita los contornos de las figuras.

Además de este bisonte encogido, encontramos la representación más grande de toda la cueva (2’25m), la “Gran cierva”. Es una perfección técnica por la estilización de las extremidades, la firmeza del trazo grabado y el modelado cromático que le dan un gran realismo. Pero, cuenta con una cierta deformación. Podemos observar que debajo de su cuello aparece un pequeño bisonte en trazo negro.
Por último cabe destacar “El caballo ocre” colocado en uno de los extremos de la bóveda. Este tipo de especie parece que fue frecuente en la cornisa cantábrica, por encontrarse también en otras cuevas.


UNA CULTURA DIFERENTE: EL HOMBRE DE NEANDERTAL


Nuestro trabajo de fin de curso de la asignatura “Proyecto de investigación” trata sobre los neandertales y su conducta y ha sido elaborado por Jorge Marqués, Nerea Gargallo y Germán Castel. En este artículo resumimos los temas trabajados.

El hombre de Neandertal es una especie extinta del género Homo, que habitó Europa y partes de Asia occidental desde hace 200.000 hasta 28.000 años atrás, y son considerados humanos modernos. Hoy en día se acepta que descienden por evolución de las poblaciones que vivieron en Europa a lo largo de la segunda mitad del Pleistoceno Medio. Los primeros rasgos neandertales comienzan a aparecer en el registro fósil entre 500.000 y 400.000 años. Habitaron en distintos lugares de Europa y Asia. En cuanto al registro fósil, algunos de los descubrimientos más significativos son La Chapelleaux- Saints, La Ferrassie, Kebara, Spy, y Guattari. En España hay que destacar El Sidrón, en Asturias y “la Sima de los Huesos” de Atapuerca. En este último se han recuperado 28 individuos de una antigüedad aproximada de 400.000 años, considerados como preneandertales (Heidelbergensis) hecho que ha permitido reconstruir el “puzle” humano más completo y detallado que existe de una especie extinta.

En cuanto a las características craneales, los neandertales tenían una capacidad craneal parecida a la del Homo sapiens: entre 1200 y 1700 cc, la frente estrecha y huidiza, el hueso de las cejas prominente, grandes órbitas oculares, nariz ancha y plana, dentadura amplia y sacada hacia afuera, con espacio retromolar y sin mentón. Físicamente tenían unos cuerpos anchos y cortos. Podían hablar, su postura era totalmente erguida. Pesaban alrededor de 70-80 Kg y, dependiendo del sexo, medían entre 1,60 y 1,70. Tenían la pelvis alargada y plana y las piernas cortas y arqueadas.

El conjunto de instrumentos líticos de los neandertales se denomina cultura Musteriense y pertenece al Modo Técnico 3 (Paleolítico Medio). Se caracteriza por darle forma a un núcleo, para extraer luego lascas que serán retocadas para fabricar puntas, denticulados, raederas o bifaces musterienses. La técnica de talla se denomina Levallois y requiere mayor desarrollo tecnológico y mayor capacidad de abstracción. Al final desarrollaron el modelo Chatelperraniense.

Los neandertales enterraban a sus muertos y realizaban rituales funerarios ya que en algunos enterramientos encontrados aparecen herramientas, ofrendas de alimentos, hogares  y flores lo que evidenciaría que creían en la vida después de la muerte.
Si fueron o no caníbales es difícil de saber porque en los yacimientos del Monte Circeo se descubrió un cráneo de neandertal en el interior de un anillo oval de piedras, con el foramen magnum ensanchado y fracturado, señal de que había sido extraído y consumido, pero tal vez quien lo halló miles de años después no lo dejo en el mismo sitio. Además no mostraba signos de corte o raspaduras pero sí marcas de mordeduras de carnívoros. Por otro lado, los restos de  Krapina evidenciaban que tal vez eran caníbales ocasionales
Según el paleoantropólogo J.L. Arsuaga la mezcla genética entre humanos y neandertales se articula en una gradación en cuatro niveles, según la intensidad del entrecruzamiento: la primera sería que no hubo cruzamiento entre ambas especies; la segunda que hubo un cierto intercambio genético y la influencia neandertal quedó asimilada en el acervo genético de los humanos actuales; la tercera seria que el entrecruzamiento fue total y hay una cuarta posibilidad especulativa que sería el entrecruzamiento con descendientes estériles.
La existencia o no de hibridación entre neandertales y humanos modernos requeriría de mejores muestras de los primeros auriñacienses y de un control cronológico preciso. La información del DNA mitocondrial ha revelado que los neandertales tenían mutaciones genéticas exclusivas, que no se encuentran en los humanos actuales ni en ninguno de los pocos cromañones de los que se dispone información genética, lo que supondría la evidencia de que ha habido una evolución independiente entre las dos especies por mucho tiempo y de que no ha habido flujo genético entre ambos grupos humanos
No obstante la información del DNA mitocondrial puede ser insuficiente para esclarecer esta cuestión.

BIBLIOGRAFÍA
http://cmcneandertal.blogspot.com.es/
https://es.wikipedia.org/wiki/Homo_neanderthalensis
https://historiae2014.wordpress.com/2014/04/25/mundo-funerario- neandertal/
http://platea.pntic.mec.es/~macruz/neander/ritual.html

ROSAS, ANTONIO. Los neandertales. Madrid, CSIC, 2010. ISBN 978-84- 00-08985- 6
BERMÚDEZ DE CASTRO, JOSE MARÍA. Hijos de un tiempo perdido. Belén Márquez, Ana Mateos,

MARÍA MARTINÓN- Torres, Susana Sarmiento. Barcelona, Editorial Planeta, 2015. ISBN 978-84-
9892-292- 9
CELA CONDE, CAMILO JOSÉ Y AYALA, FRANCISCO JOSÉ. Evolución humana. Madrid, Editorial Alianza,

2013. ISBN 978-84- 206-7848- 1

viernes, 15 de abril de 2016

BURGOS Y LA EVOLUCIÓN




 Ainhoa Carmona y Alejenadro Blázquez

Con el objetivo de afianzar nuestros conocimientos en el proceso evolutivo humano, los alumnos de PRIN realizamos un viaje a la ciudad de Burgos el pasado 21 de Marzo de 2016 para visitar el Museo de la Evolución Humana y la sierra de Atapuerca y así conocer más de cerca el temario que hemos estudiado a lo largo de nuestro 2º trimestre, que se ha centrado especialmente en la hominización.

Nuestra primera parada fue en el Museo.  Comenzamos la visita adentrándonos en el cerebro humano para después acercarnos al Beagle de Darwin, donde nos explicaron su famosa y revolucionaria teoría de la evolución por selección natural con el objetivo de prepararnos para conocer la historia de nuestros antepasados.


 Así, llegamos a la siguiente parte del museo donde encontramos una serie de representaciones a escala real de los principales homínidos que conforman nuestro árbol evolutivo y que iniciaron el camino hasta lo que hoy en día somos los seres humanos.  

La historia comienza con el Orrorin Tugenensis y el Ardipithecus ramidus en África, que darían paso a los Austrolpithecus, parte de los cuales pudimos ver en “carne y hueso” como por ejemplo Lucy, el fósil de Australopithecus afarensis más famoso. Después de estos, llegaría el género Homo, con una mayor capacidad mental y manual que les permitió salir de los límites del continente africano para ir colonizando el resto del mundo. Dentro de este género pudimos ver también  otras representaciones que van desde el Homo Habilis, hasta el Homo Sapiens, destacando el Homo Antecessor  y  Heidelbergensis, hallados en la Sierra de Atapauerca  y que podrían representar nuestro último antepasado común con los Neandertales y una especie de neandertal primitivo, respectivamente.


Ahora ya podíamos centrarnos en la Sierra de Atapuerca y sus principales yacimientos: Galería,  Gran Dolina, donde se encontraron los restos de Homo Antecessor  y  Sima de los Huesos, donde se hallaron los fósiles del Homo Heidelbergensis.
El bifaz "excalibur"
Por un lado, de la Gran Dolina pudimos ver, además de réplicas de algunos restos  de Homo Antecessor, distintos ejemplos  de industria lítica y de fauna del Paleolítico Superior.  

Por otro lado, la Sima de los Huesos podría representar la primera práctica funeraria de este tipo de homínidos primitivos ya que en ella se encontraron gran cantidad de restos de humanos que parecían haber sido arrojados intencionadamente, y a “Excalibur”, un bifaz sin utilizar que podría haber sido arrojado a modo  de ofrenda.
En el museo, tuvimos la oportunidad de ver este bifaz, además de un cráneo casi completo (el cráneo de Miguelón) y una pelvis de Homo heidelbergensis apodada ‘’Elvis’’, ambos encontrados en la Sima.

 En los yacimientos de la Sierra de Atapuerca  también pudimos ver cómo trabajan los paleontólogos y  arqueólogos que han hecho posible los descubrimientos que pudimos observar en el museo. Allí nos explicaron el gran trabajo que lleva a estas personas la búsqueda de los fósiles y posteriormente su estudio y datación. Nos explicaron los distintos métodos de datación que utilizaban y también cómo habría estado organizado el territorio en la época en la que vivieron nuestros antepasados así como las condiciones favorables de este territorio, que hicieron que habitaran en él gran cantidad de especies.
A pesar del poco tiempo que tuvimos, el viaje fue una experiencia bastante agradable y resultó interesante poder llevar a la práctica todo aquello que habíamos aprendido y ver en vivo y en directo los lugares y fósiles de los que tanto habíamos hablado.