Hace un tiempo, concretamente 18.000 años, compartimos la existencia con un pequeño homínido de no más de un metro de altura. Actualmente este misterioso hobbit todavía nos deja más dudas que respuestas y por eso os lo presentamos.
Tatiana Martínez, Alba Rillo y Almudena Marquina
Homo Floresiensis o Hobbit de las flores
Esta pequeña especie apodada como “hobbit” debido al personaje
literario de Tolkien, no siempre ha sido conocido como Homo floresiensis. Los
autores, en realidad, lo habían apodado como Sundanthropus floresianus, por
hallarlo en la región de Sunda de la isla de Flores.
El descubrimiento de esta nueva especie ha causado un gran impacto
social en la última década, además de un gran desconcierto en relación con las
anteriores especies halladas.
La especie de la que hablamos fue localizada en
el año 2004 en la cueva Liang Bua, en la Isla de las Flores (Indonesia), junto
con huesos de elefantes enanos (estegodontes), roedores gigantes y dragones de
Komodo, lagartos que pueden medir hasta tres metros de largo. Los restos
encontrados del dicho hobbit fueron el cráneo de una mujer cuya capacidad es de
380 centímetros cúbicos parecida a la de los chimpancés, un fémur, una tibia,
costillas, parte de una pelvis... Posee rasgos modernos pero mezclados con
rasgos muy antiguos y esto es lo que conlleva al desconcierto, ya que, como
hemos dicho anteriormente, el fósil era del tamaño de un chimpancé, pero su
apariencia era similar a la del homo erectus, el antecesor del hombre que vivió
hace 1,8 millones de años y pobló regiones de África, Europa y Asia.
Restos fósiles del Homo floresiensis |
Contaba con un metro de estatura, pesaba
alrededor de unos 30 kilos, tenía unas piernas cortas (en relación a su
tamaño), una mandíbula reforzada, una cadera acampanada, tenía una muñeca muy parecida a la de los
chimpancés que a priori no le
permitía una gran habilidad, y unos pies, en los que el pulgar se
encontraba casi perpendicular a los demás dedos; algunas de estas características
son propias de un australopithecus. Pero lo que realmente nos confunde es el
hecho de que esta especie se dedicara a la fabricación de herramientas de
piedra propias de un homínido moderno o a la utilización del fuego para cocinar,
detalles que no son propios para su pequeña capacidad craneal. Debido a estos y
otros factores, los investigadores creen que el Homo Floresiensis podría contar
con capacidades para poder comunicarse y así llegar a la coordinación, lo cual
lleva a los científicos a preguntarse si tendrían un lenguaje propio.
Comparación de un cráneo de H. Sapiens con uno de H. Floresiensis |
Por las características de este fósil se ha llegado a diversas
conclusiones, desde si este pequeño habitante es algo completamente distinto a
nosotros o si en realidad estaban mucho más cerca de nuestra línea evolutiva y
sufrían una microcefalia que explica su tamaño. Pero todo apunta a que es una
rama que evolucionó de manera completamente independiente a como lo hizo la
nuestra, y que desapareció por causas
como una erupción volcánica, o por la lucha por la supervivencia
con el homo sapiens, ante quien se encontraban en clara desventaja, tanto
física como intelectualmente y posiblemente poco a poco se fuera diezmando su población.
Industria lítica del Homo floresiensis |
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