Victoria Armengod
Andrea Carrilero
María León
Almudena León
Alicia Pérez
Hemos estudiado a Nietzsche, filósofo que aspira a comunicar a los demás su experiencia existencial, marcada por el choque entre sus vivencias y la realidad cultural del momento.
Critica la cultura occidental mediante el método genealógico (indagar acerca del origen de la tradición). Denuncia que en su origen histórico identifica al hombre con la razón y critica que negar lo irracional, lo corpóreo y lo pasional es también negar el sufrimiento, la finitud de la vida, el dolor, la decrepitud. En resumen, negar la vida misma, negar el hombre real. Todo ello tiene un origen psicológico, Nietzsche explica que el miedo y la debilidad son los que nos llevan a la negación de la vida por impotencia a aceptar la realidad. La tradición occidental niega el lado dionisíaco de la realidad, es decir, lo placentero, lo irracional y lo caótico, creyendo que es Dios quien garantiza la recompensa por renunciar a todo esto.
Cuando se dice que “Dios ha muerto”, se dice en realidad que ha caducado la imagen del mundo en la que se creía que Dios lo sustentaba todo, como el máximo ideal, creador de valores y máxima autoridad moral. Como resultado surge el “nihilismo”, diagnóstico que hace Nietzsche de la realidad cultural occidental, según el cual nos encontramos en un estado de decadencia y perdidos porque en el corazón de los hombres no queda nada superior, ninguna garantía.
La “voluntad de poder”, es el único impulso que nos mueve a todos. La vida se manifiesta como un instinto, como una fuerza de lucha, algo trágico regido por la dominación de unos sobre otros. Nietzsche propone aceptar la vida tal y como es, creadora, trágica, espontánea e instintiva. El hombre que no permanece en el Nihilismo y como propone Nietzsche llena el vacío con nuevos valores, es el superhombre.
Nietzsche ilustra cómo se ha llegado hasta él con la metáfora de la “triple metamorfosis”, que pasa del camello (obediencia ciega, animal de carga que soporta la vida), al león (destruye pero no crea, sabe que quiere ser libre pero no sabe para qué) y por último al niño (creador de valores, rechaza la moral del rebaño, es inocente, sin prejuicios, con grandeza y libertad). El camello simboliza el hombre tradicional, el león al hombre nihilista y el niño al hombre del futuro, al “superhombre”.
En conclusión y para finalizar, destacamos como más interesante del pensamiento antropológico de Nietzsche, su forma de identificar al niño con el superhombre, que es la afirmación de la vida y el creador y dueño de sí mismo. Es libre e inocente.
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