VICENTE RODRÍGUEZ, RAFA NAVARRO Y RUBEN SORIANO
“RELIGIÓN Y DARWINISMO” es el nombre de nuestro trabajo, cuyo principal objetivo es el realizar un análisis entre las relaciones a lo largo de la historia entre la teoría de Darwin y el discurso teológico, en especial el cristiano por su influencia en el pensamiento occidental.
Así pues, tras conocer el mito de la creación relatado en las sagradas escrituras de la Biblia (Génesis) que muestran una visión del mundo antroponcentrista, donde el hombre ha sido hecho para dominar todas las cosas y, un fijísmo en las especies creadas así por dios desde el principio de los tiempos, damos un salto al siglo XIX en concreto a 1859, año en el que se publica la obra “El origen de las especies “ elaborada por charles Darwin. Una obra que revolucionará el panorama científico. Afirma Darwin en su teoría que las especies evolucionan por medio de un mecanismo denominado selección natural, que las especies no siempre han sido como las conocemos ahora y que muchas proceden de antepasados comunes y lo que es más relevante todavía: el hombre no está fuera de esta evolución por selección natural, de modo que tal vez no haya sido hombre desde el inicio de los tiempos.
La controversia generada por la teoría del científico inglés fue notoria y suscitó un gran debate entre la comunidad científica del momento. Pronto surgieron diferentes opositores a este nuevo concepto de evolución de las especies y diferentes argumentos que pretendían rebatir dicha teoría. Algunas más radicales, como el catastrofismo basado en las sagradas escrituras, hasta posiciones como el neolamarckismo que, rechazando el proceso de selección natural, aceptaban la teoría de Lamarck o el célebre argumento del relojero del naturalista y teólogo William Paley. Sin embargo ninguna de estos argumentos consiguió derrocar la teoría de Darwin y con el tiempo fue aceptándose en la gran parte de la comunidad científica y consolidándose como hecho más que teoría, sobre todo a comienzos del siglo XX tras el despegue en los conocimientos sobre genética que daba respuesta al origen y transmisión de las variaciones en los individuos.
Y así llegamos al panorama actual encontrando tres posicionamientos principales respecto al darwinismo y la religión.
Por un lado encontramos, principalmente en E.E.U.U., un grupo de científicos antidarwinistas herederos del fundamentalismo radical sureño de los años 50, enmarcados en lo que se ha llamado el diseño inteligente que, a raíz del gran avance de la ciencia actual buscan corroborar el antiguo argumento del relojero de William Paley para desmontar la evolución y dar por verdad el mito de la creación.
El polo opuesto al diseño inteligente lo hallamos en el científico británico Richard Dawkins, quien ha empleado grandes esfuerzos en invalidar el diseño inteligente e incluso llegar a conclusiones ateas a raíz de la teoría de la evolución, creyendo pues que el concepto mismo de evolución niega por si solo la existencia de dios.
Finalmente llegamos a la conciliación entre fe y ciencia, defendido por personajes como el teólogo católico John F. Haught y el teólogo episcopaliano y bioquímico Arthur Peacocke, pues creen que Dios hace su obra a través de un proceso evolutivo. Sin duda, todos tenemos derecho a interpretar la sagrada escritura. Al fin y al cabo la fe y la ciencia nos dan respuestas sobre las cuestiones del mundo.
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